Sólo se necesita del tiempo y de la paciencia. Que los frutos llegan, a veces en silencio y otras en medio del barullo y del ruido, pero siempre las semillas florecen y un día, de repente, cuando menos lo esperamos, se lanzan al mundo convertidas en algo más.
Autor: mfgagliardi
Soy periodista argentina nacida en Buenos Aires y vivo desde 2019 en Modena, Italia. Acá escribo de todo, libre y sin tapujos.
Le dije que yo no hubiera podido. Que no todos estamos preparados para tratar así a los huesos. Él replicó que hasta los había acomodado en la caja del nuevo nicho. Lo miré de reojo y traté de ver si no había en su rostro. Pero no. No vi nada.
¿Viajás sola?, pregunta el hombre que maneja el taxi. Acomodo mi bolso en los asientos de atrás, dejo la mochila entre mis pies, y le contesto que sí. ¿Te molesta la radio?, pregunta después y le digo que no, que por mí la radio está bien.
Me despierto y miro el reloj. Son las 6.29 y pienso que por suerte ya no estoy ahí, en el local abandonado entre las moscas y cucarachas. Y siento alivio de no estarlo. Me dan miedo los bichos voladores. Todavía con los ojos medio entreabiertos a punto de volver a dormir pienso en qué dicen los sueños. Qué extraño significado tendrán.
Alejandro, mi psicólogo, me ayudó a ser más paciente. A entender que el cambio es casi inevitable. Que cambiamos todo el tiempo y que aferrarse no sirve.